Abuso en menores con discapacidad

El abuso o maltrato de menores con discapacidad es un problema de carácter mundial. Existen varios tipos de maltrato, maltrato físico, maltrato psicológico, abuso sexual y negligencia. El maltrato en menores con discapacidad se da en diferentes contextos, siendo en el hogar uno de los lugares donde con más prevalencia se da este tipo de maltrato. En España se puede observar como los menores con discapacidad sufren entorno a un 20% más de maltrato que aquellos que no padecen ningún tipo de discapacidad (según informa el Centro Reina Sofía). Esta alarmante cifra, lleva a plantearse, cuáles son las causas de que se produzca un número tan alto de violencia hacia estos menores. Observándose que no es un único factor el causante del abuso, si no la unión de diversos factores, los cuales posibilitan o inhiben el maltrato.

Imagen representativa de maltrato en menores con discapacidad. Extraída del blog de bullying: http://jeffpacari4.blogspot.com.es/

En la sociedad actual el abuso infantil es un problema de carácter mundial. Cuando se habla de maltrato infantil se hace referencia según La Organización de las Naciones Unidas a «toda forma de violencia, perjuicio o abuso físico y mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, mientras que el niño se encuentra bajo la custodia de sus padres, de un tutor o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo». También podría definirse como todos aquellos abusos y omisiones de los cuales son víctima aquellos sujetos menores de 18 años (OMS). El maltrato infantil engloba: maltrato físico, comprendido como el uso deliberado de la fuerza física contra un menor, con la intención de provocar en él daños y perjuicios en su salud y dignidad, se considera maltrato físico, golpes, puñetazos, empujones, arañazos, etcétera; maltrato emocional y psicológico, sería todo tipo de abuso emocional que se puede manifestar tanto de forma aislada como reiterada, podría ser maltrato psicológico el menosprecio continuado, las restricciones de movimientos, culpabilización, amenazas y todos los tipos de rechazo y variantes no físicas de trato hostil; abuso sexual, engloba toda participación en actividades sexuales de diferente índole, de menores los cuales no comprenden plenamente dichos actos por lo que no pueden consentir con conocimiento de causa, dichos abusos son realizados por parte de adultos u otros menores que sí son responsables y conscientes de sus actos;  negligencia, engloba todos aquellos hechos en los cuales los menores no reciben los cuidados necesarios para satisfacer sus necesidades físicas y cognitivas básicas, como salud, educación, alimentación, hogar, desarrollo emocional, etcétera. A los tipos de maltrato ya mencionados es importante añadir la explotación con fines comerciales, la cual consiste en todo acto en el cual se utilice al menor con fin de lucro.

En definitiva, se considera maltrato infantil todo acto u omisión que pueda provocar un daño en el menor, sea del tipo de que sea.

El abuso infantil puede darse en varios contextos, según la clasificación de Sanmartín en el 2006 (citado en Sanmartín, Iborra, Rodríguez, Serrano, Martínez y García, 2011), se puede hablar de violencia en la escuela, en la cultura, en el lugar de trabajo, en los conflictos armados, en la calle o en el hogar (violencia doméstica).

Existen ciertos factores de riego y de protección que posibilitan e impiden que el abuso infantil se dé, estos son:

Maltrato de menores con discapacidad Maltrato de menores con discapacidad 2 válidoPNG Maltrato a menores con discapacidad 3

Como se ha podido observar uno de los factores de riesgo que influyen en la aparición del abuso en menores es que estos tengan algún tipo de discapacidad, ya sea física, cognitiva o emocional. Cuando se habla de menores con discapacidad se hace referencia a aquellos niños menores de 18 años que presentan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales, a largo plazo, las cuales pueden impedir su participación plena y de igualdad ante la sociedad. En el estudio de García Piña, Loredo Abdalá y Perea Martínez realizado en 2009 se señala que hay determinados grupos en la población infantil que son más vulnerables al maltrato, entre ellos se encontrarían aquellos menores con discapacidad.

En estos menores se producen los mismos tipos de maltrato, que en aquellos menores que no presentan ningún tipo de discapacidad, aunque existe un cambio en la prevalencia y dominio de unos tipos frente a otros. Además también se dan en los mismos contextos.

Glaser, Bentovim (1979) y Morgan (1987) afirman que una hipótesis importante es que se puede predecir que los niños con discapacidad tienen un riesgo más alto de sufrir maltrato y abandono. Jonhson y Morse (1968) indicaron que el 70% de los niños maltratados llevados a estudio, presentaron algún déficit, ya fuera mental o físico. Gil (1970), llevó a cabo un estudio centrado en 12.000 menores discapacitados, de los cuales el 22% sufrían malos tratos.  Otros estudios como el de Ammerman y otros (1987), investigaron la incidencia y las características del maltrato en menores con múltiples discapacidades, los cuales estuvieran hospitalizados. En este estudio se pudo observar que el 39% de estos menores sufría o había sufrido malos tratos.

Entre los cuales el maltrato físico se daba en un 69%, negligencia en un 45% y abuso sexual en un 36%, de estos últimos, el 66% de los casos eran considerados como graves, dándose la existencia de penetración.

El maltrato en menores con discapacidad se ha dado siempre. A lo largo de la historia se ha podido observar cómo las personas con discapacidad han sido víctimas de la cultura y de la sociedad, siendo de esta forma vejadas y maltratadas por la mayoría de la población. Se han podido observar casos de infanticidio, pasando de ahí a la realización de exorcismos, justificando la discapacidad a algo sobrenatural. Durante el régimen Nazi se llevaban a cabo técnicas de esterilización a todas aquellas personas con discapacidad, e incluso hasta hace poco, este colectivo era excluido, apartado y aislado.  En la actualidad la lucha de múltiples grupos, ONG´S y el cambio de mentalidad de la población, ha logrado que se vea la discapacidad como simples diferencias entre personas. Es importante señalar, que aunque en lo relacionado a la discapacidad y su lucha a favor de la igualdad se ha logrado un gran avance, es necesario mencionar que este avance no se ha dado ni se da en todo el mundo y que a día de hoy todavía existen países en los cuales las personas con discapacidad siguen sufriendo un trato vejatorio y denigrante, en comparación al resto de seres humanos.

Cifras aportadas por la Organización Mundial de la Salud (2012), nos muestran que los niños con discapacidad son cuatro veces más propensos que los niños sin discapacidad, a sufrir algún tipo de violencia. Dándose 3,7 veces más la posibilidad de sufrir maltrato físico y 2,9 veces más abuso sexual. Los menores con discapacidad que mayor maltrato reciben son aquellos con ceguera, enfermedad crónica y con retraso del desarrollo y del comportamiento, añadiéndole a estos la discapacidad psíquica, siendo esta última un importante factor de riesgo de poder ser víctima y sufrir abuso sexual.

La Primera Jornada Sobre el Maltrato a las Personas con Discapacidad  (Sevilla, 16-17 de octubre de 2014) muestra e informan sobre cómo los menores con discapacidad sufren malos tratos a edades más tempranas que los menores sin discapacidad. Solo en España según la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia (EDAD-2008), que realizó el INE, se puede observar que existen 60.400 niños y niñas con algún tipo de limitación o discapacidad, de edades comprendidas entre los 0 y los 5 años. Y 78.300 niños con discapacidad, con edades entre 6 y 15 años, no pudiendo mostrarse datos de las edades comprendidas entre los 16 y los 18 años.

En el informe del Centro Reina Sofía sobre El Maltrato Infantil en la Familia en España, se pueden observar datos en los cuales se muestra que los niños con discapacidad son en mayor proporción víctimas de maltrato en el hogar, que aquellos menores que no tienen ninguna discapacidad. En este informe se muestra que el 23.08% de aquellos menores, de edades comprendidas entre 8 y 17 años con discapacidad, son víctimas maltrato intrafamiliar. Cifra muy superior a aquella obtenida por menores de las mismas edades, sin discapacidad, siendo estos victimas en un 3.87% de los casos. Por lo que como muestra este informe, se puede decir que tener algún tipo de discapacidad es un factor de riesgo elevado para ser víctima de maltrato en el hogar.

Tras observar que es en el hogar uno de los lugares donde con más prevalencia se produce la violencia hacia el menor, es de vital importancia preguntarse, porqué, cuáles son las causas, los factores de riesgo y los factores de protección que influyen y afectan en la aparición de este tipo de violencia. 

Modelo explicativo

No existe una explicación única al por qué en el hogar se produce un alto porcentaje de maltrato hacia el menor. A lo largo del tiempo se han creado diversos modelos explicativos sobre las causas de este tipo de maltrato, dichos modelos han ido evolucionando con el tiempo, comenzando con un modelo puramente psiquiátrico, siendo este una teoría de factor único, en la cual se consideraba que eran las características psicológicas y los desórdenes psicopáticos de los padres, los principales factores explicativos de este tipo de maltrato, diversos estudios centrados en esta teoría han obtenido resultados que la contradicen, al solo observar que en un 10% de los casos de maltrato infantil se pueden atribuir a rasgos de personalidad y desordenes psicopáticos.

Tras el modelo psiquiátrico surgió un modelo centrado en los factores socioeconómicos, es decir un modelo socioambiental, este surgió en los años 70, centrándose y dándole importancia al contexto social, el cual puede deteriorar la vida familiar, y a su vez incluye los valores y las prácticas culturales, este modelo se centra en la influencia social y cultural (factores socioeconómicos, desempleo y aislamiento social, entre otros) que posibilita y justifica el maltrato en el hogar, otorgando en este caso a los padres el papel de víctimas del contexto social.

Finalmente se llegó a la conclusión de que ninguno de los dos modelos anteriores ni ningún factor por separado eran capaces de dar una explicación para justificar el maltrato. Debido a esto se produjo la unión de ambos modelos, llegando a la creación del modelo ecosistémico o el modelo ecológico del maltrato infantil, siendo este el más utilizado en la actualidad. Garbarino (1977) y Belsky (1980) fueron los creadores de su marco conceptual, surgido a partir del Modelo Ecológico del desarrollo humano creado por Bronfenbrenner (1977, 1979).

Este modelo se centra en que el maltrato infantil es producto de un mal funcionamiento de la interacción de un conjunto de ecosistemas. Según J.Belsky (1993) este modelo está compuesto por cuatro ecosistemas los cuales son:

  • Macrosistema, englobaría tanto la cultura como el sistema social en el cual se encuentran inmersos tanto el individuo como la familia.
  • Exosístema, formado por el contexto y el ambiente inmediato de convivencia de la familia, en esta categoría se podría hablar del barrio, vecindario, amistades, etc.
  • Microsistema, se centraría en la familia en sí, es decir aquellos individuos que componen la familia (padre, madre, abuelo, hermanos, etc.) y sus características psicológicas y comportamentales.
  • Ontosistema, sería la persona estudio en sí, sus pensamientos, temperamento, etc. Es decir el individuo única y exclusivamente.

Como se puede observar no es un único factor el causante del maltrato en menores de edad, si no la unión de diversos factores.

Contextos en los que se produce el maltrato en menores con discapacidad.

Hay que señalar que las familias en las cuales hay algún menor con discapacidad, se da un mayor nivel de estrés, siendo este un factor que posibilita en mayor medida la existencia de la violencia. Dándose en estas familias más probabilidad de que se muestren casos de negligencia, maltrato físico y maltrato emocional.

Un dato importante es que como se ha podido observar estas familias pueden ser más propensas a que se den dentro de ellas estos casos de violencia, sin embargo, los casos de abuso sexual en menores con discapacidad, es mucho menos probable que se den en el hogar. Lo cual no indica que no exista, pero si es cierto que el abuso sexual es más común que lo lleven a cabo personas no integrantes de la familia.

En menores con discapacidad, se puede dar el caso de que el maltrato y abuso se dé incluso sin que los cuidadores sean conscientes de que lo están ejerciendo. Una posible explicación de esto es que los menores con discapacidad necesitan mayores cuidados y atención y en muchos casos estos no son capaces de manifestar sus necesidades, por lo que los cuidadores actúan de la manera que creen más adecuada aunque no siempre sea la mejor, cruzando la delgada línea entre autoridad y maltrato. Esto se puede observar por ejemplo, cuando los adultos no son conscientes de la situación real del menor, por lo que se crean expectativas irreales, exponiendo a los menores a tratamientos terapéuticos y farmacológicos excesivos, lo que crea en el menor  graves consecuencias negativas.

Es importante señalar que detectar la violencia que sufren los menores con discapacidad por parte de los cuidadores es algo complicado, ya que se pueden dar casos en los cuales los menores no sean capaces de expresar y comunicar a los adultos el problema, sumándole a esto la incapacidad de protegerse. Además en los casos de maltrato en menores por parte de sus cuidadores, es esta figura la que imposibilita en mayor medida que se detecte el maltrato.

Además de en la familia, los menores también pueden sufrir abuso en otros contextos, como puede ser la escuela, cultura y en la calle, entre otras. Pudiendo ser víctima de abusos no solo de su grupo de iguales sino también de profesores y de la sociedad en general.

Como se puede observar se ha hablado de en qué proporción tener algún tipo de discapacidad está relacionado con ser víctima de maltrato infantil. Y se han mencionado cual es la teoría explicativa, y algunas de las causas, aunque no todas, por ello es importante preguntarse, ¿Cuáles son todas causas que propician que se dé el maltrato en menores con discapacidad?

Al igual que en el caso de menores maltratados, no es solo un factor de riesgo lo que crea y produce el maltrato en menores  con discapacidad, sino la unión de diversos factores de riesgo y la inexistencia o poca existencia de factores de protección que impidan los actos violentos por parte de los cuidadores.

Al hablar de factores de riesgo, se hace referencia al conjunto de factores individuales, grupales y ambientales que pueden facilitar e incrementar la probabilidad de que se lleven a cabo actitudes, conductas y/o acciones de índole delictiva, en este caso en concreto, serían aquel conjunto de factores que favorezcan la aparición de maltrato en menores con discapacidad. Al hablar de factores de protección, se hace referencia al conjunto de factores individuales, grupales y ambientales que dificultan e impiden la probabilidad de que se lleven a cabo actitudes, conductas y/o acciones de índole delictiva, en este caso en concreto, serían aquel conjunto de factores que impidan la aparición de maltrato en menores con discapacidad.

Algunos de los factores de riesgo y de protección que afectan al maltrato infantil en menores con discapacidad son los siguientes:

Abuso de menores con discapacidad 4 Abuso de menores con discapacidad 5 Abuso de menores con discapacidad 6 Abuso de menores con discapacidad 7

Tras observar los factores de riesgo y de protección del maltrato en menores con discapacidad, es importante saber cuáles son sus efectos en la conducta y perfil del menor maltratado, para de esta forma poder detectar si están siendo víctimas de algún tipo de abuso. A continuación se nombraran algunos de ellos:

  • Retraso importante en el desarrollo físico, emocional e intelectual.
  • Menores con comportamientos hostiles hacia los adultos o con conductas abusivas hacia otros menores.
  • Rendimiento escolar bajo.
  • Baja autoestima. Siendo introvertidos, pasivos y sumisos.
  • Sentimientos de desconfianza.
  • Aislados socialmente, contando con problemas de conducta inapropiada para su edad.
  • Pueden sufrir depresión, alteraciones del sueño, pesadillas, conocimientos sexuales y comportamientos precoces.
  • Autolesiones (cabeza, cara, extremidades…), intoxicaciones, etc.
  • Lesiones físicas producidas por el maltrato.

Además de todos estos efectos existen otros. Los menores con discapacidad que han sido y son maltratados pueden mostrar retraso importante en el desarrollo físico, emocional e intelectual. Estos retrasos no son causa de la discapacidad del menor, si no el abuso recibido. Estos menores tienen muy poca autoestima, siendo desconfiados, sumisos e inseguros. Mostrando comportamientos de aislamiento social o conductas agresivas e inapropiadas para su edad. Aquellos menores víctimas de abuso sexual mostraran conocimientos sexuales inadecuados, como dibujar genitales, masturbación compulsiva, entre otras. A esto se le suman embarazos en edades muy tempranas. Se ha de señalar que cuanto más pequeño sea el niño y mayor duración tenga la violencia, las consecuencias e impacto del maltrato serán mayores.

Al igual que los menores con discapacidad víctimas de malos tratos pueden tener perfiles y características semejantes, también los agresores pueden mostrar ciertas semejanzas los unos con los otros. Algunos datos son:

  • Es la figura masculina los que con más frecuencia ejercen el papel de agresor, ya sea padre, compañero sentimental de la madre, abuelo, etcétera.
  • En el caso de la mujer, son estas las que padecen con mayor probabilidad el síndrome de Munchausen.
  • Los agresores tienen dificultad a la hora de mostrar y expresar sus emociones. Mostrando hacia el menor actitudes y comportamientos despectivos.
  • Es frecuente que el menor cambie a menudo de pediatra.
  • Se puede observar una falta de atención hacia el menor por parte de sus progenitores.

Un dato importante es que aunque se observen factores de riesgo, es necesario llevar a cabo una intensa investigación, ya que como se explicó con anterioridad, que existan algunos factores de riesgo, no confirma que se estén llevando a cabo comportamientos violentos hacia estos menores.

Hay que señalar que  los estudios al respecto son muy jóvenes. Estos surgieron a partir del siglo XX, existiendo pocos estudios y programas de prevención dirigidos a disminuir el maltrato en menores con discapacidad. Como se ha podido observar, el contexto donde más predomina el maltrato y abuso de menores con discapacidad, es en el hogar, por lo que donde más estudios e investigación se está realizando es en este contexto. Aun así no hay que restarle importancia al estudio del maltrato en otros ámbitos de la vida del menor. Debido a esto se considera de vital importancia llevar a cabo en España, de forma inmediata un estudio general, lo más completo posible, sobre el maltrato a niños y niñas con discapacidad. Para poder dar respuesta a múltiples preguntas y poder llevar a cabo la realización de programas de prevención, para lograr de esta forma disminuir el número de menores con discapacidad maltratados, al igual que para ayudar a las familias y al entorno a tratar y afrontar de manera adecuada todos los problemas y encrucijadas que se den a lo largo de la vida del menor.

Abuso a menores

El maltrato, abuso o la vejación de menores abarca todas las formas de malos tratos físicos y emocionales, abuso sexual, descuido o negligencia o explotación comercial o de otro  tipo,  que  originen  un  daño  real  o  potencial  para  la  salud  del  niño,  su  supervivencia, desarrollo o dignidad en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder (OPS/OMS, 2003:65).

Acoso escolar

“Un  estudiante  es  acosado  o  victimizado  cuando  está  expuesto  de  manera  repetitiva  a acciones negativas por parte de uno o más estudiantes.” (Olweus 1986, 1993).

Ortega definió en 1998, el termino bullying como un comportamiento prolongado de insultos, rechazo social, intimidación y/o agresividad física de unos alumnos a otros, convirtiéndose estos últimos en víctimas de sus compañeros.

Convivencia

La convivencia es la acción de convivir, acompañado de otros u otros. Otra definición puede ser la coexistencia pacífica y armoniosa de grupos humanos en un mismo espacio.

Factores de protección

Al hablar de factores de protección, se hace referencia al conjunto de factores individuales, grupales y ambientales que disminuyen la probabilidad de que se lleven a cabo actitudes, conductas y/o acciones de índole delictiva.

Factores de riesgo

Al hablar de factores de riesgo, se hace referencia al conjunto de factores individuales, grupales y ambientales que pueden facilitar e incrementar la probabilidad de que se lleven a cabo actitudes, conductas y/o acciones de índole delictiva.

Maltrato físico

Comprendido como el uso deliberado de la fuerza física contra un menor, con la intención de provocar en él daños y perjuicios en su salud y dignidad, se considera maltrato físico, golpes, puñetazos, empujones, arañazos, etcétera.

Maltrato psicológico o emocional

Maltrato emocional y psicológico, sería todo tipo de abuso emocional que se puede manifestar tanto de forma aislada como reiterada, podría ser maltrato psicológico el menosprecio continuado, las restricciones de movimientos, la culpabilización, las amenazas y todos los tipos de rechazo y variantes no físicas de trato hostil.

Menores

Aquellas personas que aún no han alcanzado la mayoría de edad establecida por el ordenamiento jurídico español (18 años).

Negligencia

Engloba todos aquellos hechos en los cuales los menores no reciben los cuidados necesarios para satisfacer sus necesidades físicas y cognitivas básicas, como salud, educación, alimentación, hogar, desarrollo emocional, etcétera.

Prevención

Disposición que se hace de forma anticipada para minimizar un riesgo. Es decir, es la acción que se lleva a cabo para evitar que se produzca un hecho o situación.

Violencia intrafamiliar y doméstica

Toda acción u omisión llevada a cabo por un integrante de la familia (agresor) y que está  dirigida hacia otro de los miembros de la misma (víctima), pudiendo provocar daño de cualquier índole en este último.

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