Terrorismo de etiología yihadista

La palabra yihad apareció en occidente no hace mucho tiempo relacionada con el terrorismo islamista. Muchas han sido las definiciones, interpretaciones y descripciones del concepto a lo largo de estos años. Pero quizás sólo dos han sido las más extendidas por occidente: una, la que relaciona el concepto yihad con una «guerra santa» de los que abrazan el islam contra los infieles, la consideran como el sexto pilar del islam y de ahí al terrorismo. Y otra, como sinónimo de ‘esfuerzo’ para la superación de las dificultades y tentaciones en el día a día de todo musulmán. Desde el Corán se regula el concepto yihad de forma bastante estricta. No todo vale para referirse a la yihad bélica, por lo que cuando se refiere a “guerra” solo puede ser defensiva, nunca ofensiva. Tampoco puede realizar según que acciones con el enemigo, descrito en el Corán y recogido por Averroes en el siglo XII en su obra  jurídica Bidāya. Por lo tanto el concepto “terrorismo yihadista” no es correcto. Hay que aplicar otros términos para referirnos a este tipo de extremismo, una de ellas es la que proponemos, “terrorismo de etiología yihadista”

Imagen extraída de Internet.

Comenzaremos definiendo una parte del término, la palabra “terrorismo”. Según la RAE encontramos tres acepciones: Dominación por el terror; Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror y actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos. Más específicamente en el caso del terrorismo islámico nos encontramos delante un terrorismo internacional, por lo que una definición más acorde a la del término que estamos trabajando seria:

 “Terrorismo que se practica con la deliberada intención de afectar a la estructura y distribución del poder en regiones enteras del planeta”

Este nuevo terrorismo provocado por DAESH  y Al Qaeda busca entre sus objetivos una islamización generalizada en todo el planeta, instaurando la sharia o ley islámica por todos los territorios bajo su poder. Por eso más importante que definir terrorismo, un término que, aun su dificultad para definir, es más aceptado, lo interesante es definir yihadismo y buscar, en caso que no sea adecuado para referirnos a estos terroristas islámicos,  un término mejor como el que se propone.

El islam es una religión monoteísta (cree en un solo dios, el mismo que las otras dos religiones del Libro, la cristiana y la judía) cuyo dogma de fe se basa en el libro del Corán, dictado por Dios (al que llaman Alá) a Muhammad (Mahoma, su profeta) a través del arcángel Gabriel. La palabra islam tiene dos acepciones, por un lado se traduce como ‘sumisión total a Dios’ y por otro, su significado atendiendo a su raíz lingüística de la que deriva: ‘bienestar’, ‘salud’, ‘paz’. A través de estas dos definiciones podríamos definir la palabra como: ‘el creyente se somete y se pone en manos de Dios porque tiene la seguridad de que de esta manera se salvará.

Del concepto islam han derivado otras palabras que utilizamos muchas veces de manera indistinta pero que cada una tiene su particularidad. Así ocurre con los términos musulmán, islámico o árabe. Entendemos por musulmán/a la persona que se entrega voluntariamente al dios del islam mientras que islámico haría referencia más a las formas y expresiones culturales creadas por personas musulmanas o que están relacionadas con el islam. Por ejemplo, hablaremos de «esa chica es musulmana» y «esa mezquita es islámica» y no «ese chico es islámico» ni «el Corán es un libro musulmán». En cuanto al concepto árabe, si lo aplicamos a personas, nos referiremos a las personas nacidas o residentes en uno de los 22 países árabes sean o no musulmanas; por ejemplo: un copto de Egipto es árabe, pero no musulmán.

La aparición del islam comienza en la actual Arabia Saudita en el siglo VII d. C. y con el profeta Muhammad. Hasta entonces la mayoría de los árabes eran seguidores de religiones politeístas, aunque una minoría abrazaba también el judaísmo o el cristianismo. La ciudad de La Meca era, por aquel entonces, un lugar estratégico para el descanso de las caravanas que funcionaba como centro religioso para algunas tribus politeístas árabes. En ella se encontraba un pequeño templo de adoración para las diferentes divinidades, la Kaaba.

Para el islam y la mayoría de los musulmanes, el profeta Muhammad es considerado ‘el sello de los profetas’ por ser el último de una cadena de mensajeros enviados por Dios, como Abraham, Moisés o Jesús.

Después de la muerte del Profeta Muhammad (año 632 d.C.) y frente al dilema de quién sería su sucesor, surgieron dos tendencias principales dentro del islam y que desembocarían en lo que hoy conocemos como chiíes y suníes.

El islam entra en la península ibérica a través del estrecho de Gibraltar en el año 711 d.C. de la mano de Tarik ben Ziyad gobernador de Tánger y 9.000 hombres que ocuparían Algeciras. Ese mismo año Tarik vence a las tropas visigodas dirigidas por Don Rodrigo en la batalla de Guadalete ocupando ciudades de gran calado como Toledo. En pocos años pasaría a extenderse en casi la totalidad de la península, conociéndose como al-Ándalus y permaneciendo ahí a lo largo de ocho siglos.

El islam se basa principalmente en el cumplimiento de cinco pilares. Estos son:

  • Profesión de fe (shahada) «No hay más dios que Alá y Muhammad es su profeta». A través de esta fórmula, que encontramos en la mayoría de banderas islámicas, recitada en árabe la persona profesa su adhesión al islam y con la creencia sincera en ella es suficiente para ser considerado musulmán.
  • Oración (salat) Todo musulmán debe rezar cinco veces al día efectuando un conjunto de rituales antes, durante y después. Aunque aconsejable, no es necesario realizar el rezo en la mezquita, sino que cualquier lugar considerado puro es adecuado para su ejecución. Siempre en dirección a La Meca y sobre una alfombra o material que aísle al cuerpo del suelo.
  • Limosna (zakat) Es obligación de todo musulmán dar una vez al año una limosna a las personas más pobres de su comunidad. Puede ser en dinero o en especie, y la cuantía establecida idealmente es del 2,5% de sus ahorros. Esta limosna se puede ofrecer también desde un país islámico más pudiente a otro más pobre.
  • Ayuno (ramadán) Aunque en el islam el ayuno se recomienda durante otros momentos del año, el más conocido por los no musulmanes quizás es el realizado una vez al año, mientras perdure la luz solar y durante un período de tiempo de un mes. Entre las condiciones del ramadán encontramos el conocer cuando empieza exactamente, no ingerir comida ni bebida, no mantener relaciones sexuales, ni masturbarse durante las horas del día. Están exentos de cumplir con el ayuno los enfermos, los viajeros, los niños, las mujeres que estén embarazadas o durante su periodo de menstruación.
  • Peregrinación a La Meca (hajj) Todo musulmán debe viajar a La Meca al menos una vez en la vida, si tiene medios económicos y condiciones de salud adecuadas para peregrinar. Se realiza en el duodécimo mes en el calendario islámico,  aunque es posible realizarla durante otros momentos del año.

El islam se basa principalmente en tres fuentes de jurisprudencia, todas ellas interpretables. Estas son:

Corán

Primera fuente jurídica del islam. El islam seria incomprensible sin su libro sagrado o Corán que ha modelado la historia pasada y sigue ejerciendo su influjo de manera muy directa sobre la población islámica. En cuanto a la legislación, el Corán es la ley suprema que enseña al creyente el contenido de su fe y le proporciona la norma para obrar de manera correcta. En un total de 114 suras, el Corán no solo regula los aspectos religiosos y comportamientos ético-morales, sino también la organización de la vida cuotidiana de todo musulmán.

Sunna

Segunda fuente jurídica del islam. La sunna o tradición es la recopilación de dichos o actuaciones del Profeta, considerados de gran importancia para la vida y la organización de la comunidad, según testimonios de los primeros musulmanes que coincidieron con él. No aparecen en el Corán, fueron relatados oralmente a sus discípulos a través de los hadiths.

Estos relatos o hadiths, aunque no cuentan con el mismo valor canónico que el Corán, lo complementan explicando o aclarando su sentido, fijando normas de conducta en todos los aspectos de la vida, por lo que adquieren una gran importancia en la vida los musulmanes.

Sharía

En cuanto a texto legal se fundamenta en el Corán y la sunna y fue elaborada entre los siglos VII al IX d.C. para poder responder a nuevos problemas que no se contemplaban en el Corán. Se divide en dos apartados principalmente, uno que hace referencia a los actos de adoración (oraciones, ayuno, la peregrinación…) y otro que regula las interacciones de los musulmanes (políticas, familiares, conyugales, económicas…) y las tipifica en cinco clases: obligatorias, recomendadas, permitidas, reprensibles y prohibidas.

En el islam aparecen un conjunto de prescripciones que todo musulmán debe cumplir no individualmente sino junto a la comunidad islámica. Una de estas prescripciones es cuando se refiere al yihad o esfuerzo hacia el camino de Dios. La comunidad, en este caso, debe luchar para que se extiendan por la tierra los derechos de Dios y de los hombres prescritos en el Corán. En la época Abasí se dictaron leyes específicas para este tipo de yihad, en las que explicitaba que no se podían matar combatientes enemigos si no eran capturados con las armas en la mano. Actualmente se entiende esta lucha a través de medios pacíficos.

En cuanto al concepto “infiel” en el islam se utiliza la palabra Kafir (el que niega a Dios o al Profeta Muhammad) y se refiere a aquellos que niegan la existencia de Dios, adoran a más de un dios o profesan culto a otra cosa que no sea Dios. Para el islam, quien vive de acuerdo con los principios islámicos aunque no conozca el islam es considerado creyente; quien, por el contrario, vive en contra de la ley coránica, aunque se diga musulmán, es considerado Kafir.

Este término es considerado peyorativo, por lo que no suele utilizarse contra los creyentes en las religiones del Libro (cristianos y judíos) ya que se les considera a los seguidores de otras religiones monoteístas como seguidores “desviados” de la palabra de Alá, pero no propiamente infieles.

Aunque el significado más común de yihad es entendido como ‘esfuerzo para la propia perfección en el camino hacia Dios y lucha contra el egoísmo’, muchas han sido las veces que se ha presentado este concepto unido a «guerra santa» (Esta expresión no se encuentra ni en el Corán ni en la sunna y es desconocida en los tratados de jurisprudencia islámica. Más bien es una expresión propia de la traducción católica y tiene su origen en las cruzadas). Esta posición contra los infieles, que algunos sectores islámicos defienden, no es más que una conducta o postura integrista y radical realizada de una lectura literal del Corán.

Muchas veces, desde el objetivo radical, incluso se habla del concepto de yihad como un pilar más del islam junto a la profesión de fe, la oración, el zaqat o limosna, el mes de ramadán o la peregrinación a la Meca. Nunca más lejos de la creencia de la mayoría de musulmanes y su credo, en el que se profesa exclusivamente el cumplimiento de esos cinco pilares. En el Corán el único concepto de «guerra» al que se alude es la guerra defensiva. Muy lejos de la idea que proyectan los diferentes grupos terroristas, que no pueden ser identificados con el islam por mucho que apelen a Alá o a su Profeta.

Si miramos las diferentes veces que la palabra aparece en el Corán, podemos apreciar que la mayoría de ellas hace referencia a ‘esfuerzo’. De las 35 veces en que se menciona:

  • 22 veces se refiere a ‘esfuerzo’ o ‘superación’ en la propia conducta y en la colectiva.
  • 10 veces como ‘guerra defensiva’, nunca ofensiva.
  • 3 veces como elevación espiritual de los creyentes.

La existencia de algunos textos de carácter belicista en ciertos pasajes del Corán es cierta y define muy bien que no esta permitido en la guerra, por ejemplo matar musulmanes, siempre de manera defensiva… y dentro de lo permitido como guerra, no todo cabe dentro la definición de yihad.

“Les está permitido [combatir] a aquellos que son víctimas de una agresión injusta y, ciertamente, Alá tiene en verdad poder para auxiliarles: aquellos que han sido expulsados de sus contra todo derecho, sólo por haber dicho: «¡Nuestro Sustentador es Alá!»

Pues, si Alá no hubiera permitido que la gente se defendiera a sí misma unos contra otros, [todos] los monasterios, iglesias, sinagogas y mezquitas –en [todos] los cuales se menciona el nombre de Alá en abundancia– habrían sido [ya] destruidos.

Y Alá, sin duda, ha de auxiliar a quien auxilia a Su causa: pues, ciertamente, Alá es en verdad fuerte, todopoderoso, [consciente de] aquellos que, [aun] cuando los establecemos firmemente en la tierra, son constantes en la oración, dan limosna, ordenan la conducta recta y prohíben la conducta inmoral; y a Alá se remite el desenlace de todos los asuntos.”  (Corán 22:39-41)

Yihad se conoce principalmente al esfuerzo en el camino hacia Dios, esfuerzo espiritual hacia la propia perfección y la lucha contra el egoísmo. Lucha en ningún caso violenta y legítima defensa hacia las agresiones exteriores.

Tipos:

  • Gran Yihad o Yihad interior

Esfuerzo por lograr una vida espiritual perfecta y armónica en la lucha contra las fuerzas del mal que anidan en cada persona y contra las injusticias como la pobreza, el hambre, la desigualdad… que se producen en cada sociedad. Es el esfuerzo interior del musulmán por ser mejor, por ser un buen creyente y vencer sus más bajas pasiones. Es una lucha del hombre para vivir conforme a su naturaleza y apartarse de la degeneración y la impiedad.

Una lucha contra todas aquellas cosas que puedan extraviar o corromper el alma del creyente y alejarlo de los preceptos del islam. Siendo el esfuerzo la opción de los musulmanes que desean ser fieles a su fe y no desviarse de ella.

  • Pequeña Yihad o Yihad exterior

Llevar a cabo una actividad cuyo objetivo sea la expansión del islam por el mundo. Es una lucha, no necesariamente violenta, que el musulmán libra en defensa de la fe y              hacia los oprimidos a quienes no se les permite vivir humanamente

Existe un hadith en el que el Profeta realizaba esta diferenciación y que es muy clarificadora. Muhammad dijo a un grupo de combatientes suyos que venían del combate:

  1. ¡Bienaventurados vosotros que regresáis del pequeño yihad al gran yihad!
  2. ¿Cuál es el gran yihad?
  3. La lucha contra el «yo».

En consecuencia, podríamos decir que el Corán legitima la lucha armada en defensa de la fe. Es una lucha defensiva y está amparada por Alá, que no abandona a los                       musulmanes, pero regula claramente las características de esta lucha defensiva para que se considere “yihad”. Parece claro que el problema no está en los propios textos,             sino en la interpretación que se hace de ellos y su utilización para justificar unos hechos delictivos y criminales en la actualidad.

Encontramos a lo largo de la historia diferentes ideólogos que han defendido esta interpretación extremista del término como el teólogo musulmán del siglo XIII d.C. Ibn Taymiyya, el cual dictó una fatwa en donde exponía como un deber religioso el combatir contra las sectas islamistas que incumplieran alguno de los pilares del islam.

Según este teólogo, los musulmanes, tras escuchar la palabra del Profeta Muhammad para seguir el islam, debían combatir contra los infieles y a cambio recibirían el mejor de las recompensas, el paraíso.

Entre los principales ideólogos que apoyaban esta definición radical del concepto yihad destaca Mawlana Sayyid Abu al-Mawdudi (1903-1979), que bajo la creencia de que Dios es el legislador supremo y solo depende de él regir los asuntos de los humanos sostiene que la yihad bélica es justificable en cuanto el islam, como sistema integral, tiene el objetivo de eliminar los demás sistemas del mundo. Se opone a la diferencia entre yihad ofensivo y defensivo y cree que toda persona que no responde al yihad es considerado no-creyente.

También en este grupo encontramos a Hassan al-Banna (1906-1949), fundador de los Hermanos Musulmanes, sociedad muy conservadora dedicada a resucitar el califato islámico sobre todas las naciones y extender su poder al planeta entero. Basa sus creencias en el deseo de regresar a los preceptos del Corán y rechazar las influencias que puedan venir de occidente. Al-Banna utilizaba el siguiente lema para defender las ideas de los Hermanos Musulmanes: «Alá es nuestro objetivo, el Profeta nuestro líder, el Corán nuestra constitución, la yihad nuestro camino y la muerte por Dios nuestro objetivo supremo». Ideas que influenciaron mucho en el pensamiento y en la toma de decisiones de Osama bin Laden sobre el atentado del 11-S. Sus fatwas aprueban la yihad como guerra santa y la convierten en obligación religiosa de los musulmanes. Después del golpe de Estado en Egipto en el año 2013 una minoría de sus dirigentes optó por una doctrina aparentemente no violenta del yihad mundial; así con todo, los hermanos musulmanes y sus organizaciones se encuentran en la actualidad ilegalizadas por las autoridades egipcias.

Otro ideólogo que defendió el concepto bélico de la palabra yihad fue el egipcio Sayyid al-Qutb (1906-1966). Seguidor acérrimo de los Hermanos Musulmanes, pasó los últimos años de su vida en la cárcel, donde fue ejecutado. Su principal idea es que como los gobiernos occidentales están usurpando la autoridad de Dios, a través de la yihad se debe luchar contra estos gobiernos déspotas.

También el palestino Abdallah Azzam (1941-1989) era afín a la idea de la yihad como guerra y escribió numerosas obras refiriéndose a ello. Su motivo, según el propio autor, fue el olvido en que había caído este concepto en el sentido ofensivo entre los musulmanes, y colocó a la yihad entendida como ‘guerra’ a la misma altura de obligatoriedad que las demás obligaciones de todo musulmán.

Estas y otras aportaciones que carecen de fundamento en los textos islámicos originarios han llevado a creer aquí en occidente en que la yihad se refiere a ‘guerra santa’. Una guerra que es de obligatoriedad, que Dios ha impuesto para todos los musulmanes, tanto ofensiva por parte de toda la comunidad, como defensiva a nivel individual. Una exigencia por parte de los gobernantes a llamar a las armas sin límites temporales ni espaciales. Nada más lejos del concepto de yihad como el esfuerzo del creyente hacia su superación dentro del islam.

Pero hay otros que defienden el concepto de yihad como esfuerzo y guerra defensiva. Muhammad Abduh (1849-1905) es uno de los ideólogos que defienden el concepto de yihad como esfuerzo. Siempre empático al diálogo entre las tres religiones monoteístas, definió el yihad no como una guerra sino como esfuerzo por vencer las dificultades de todos los musulmanes y con el fin de defender la verdad y la difusión del islam con el alma y los bienes, nunca con las armas. Creía que el islam estaba sufriendo una decadencia interna y necesitaba una reforma, para esta renovación ayudaría mucho la influencia de occidente y separar la política de la religión. Una de sus citas:

«Fui a Occidente y vi el islam, pero no musulmanes; Regresé al Este y vi los musulmanes, pero no el islam.»

Abduh definía el islam como una religión de paz y de perdón, la guerra no es para convertir a alguien al islam ni para vengarse sino que solo ha de usarse como legítima defensa de las agresiones.

Aunque Mawlana Sayyid Abul al-Mawdudi (1903-1979), mantenía una tendencia radical a favor de la guerra, concibió el yihad como una lucha dentro de la comunidad musulmana encaminada a su reforma. Esta transformación había de darse siempre de una manera gradual y conjuntamente con la educación, nunca de manera brusca y por la fuerza.

Otro ideólogo que defendía el concepto de yihad como esfuerzo fue Abdelazziz al-Tha’alibi (1874-1944), quien basaba su creencia en defender que una de las principales virtudes de los musulmanes es la tolerancia, sobradamente demostrada en varias suras del Corán, suras que el fanatismo ha llevado a interpretaciones alteradas e interesadas de los textos para poder justificar la llamada de los musulmanes a luchar.

Podríamos decir que una palabra árabe como yihad, utilizada desde siempre en las conversaciones entre arabo-parlantes para referirse a ‘lucha’ en el sentido de ‘esfuerzo’ (como por ejemplo: «sacarme la carrera universitaria fue un tremendo yihad»; «Han sido un yihad los primeros años de trabajo»…), ha pasado, desde que los grupos terroristas se han apoderado de su significado más radical como ‘guerra’, a ser una palabra tabú a la hora de utilizarla en una conversación cotidiana.

Aunque es cierta la existencia en el Corán de la palabra yihad referida a la guerra, las únicas batallas admitidas en el islam son las que van dirigida contra el infiel, los no musulmanes, ya que las luchas entre musulmanes están prohibidas en el Libro Sagrado (Corán (4,94/92-95/93), que solamente considera lícito el combate en tres ocasiones: para responder a una agresión, para defender determinados valores y para evitar males más graves.

Y en estas tres ocasiones, antes de iniciar la guerra como yihad habrá que ofrecer a los agresores tres alternativas a escoger: aceptar pactar antes de combatir, convertirse al islam o combatir con las armas en la mano. Por lo que tenemos que entender que si no hay agresión no se puede obligar a nadie a aceptar ninguna de estas alternativas. Estos limites los podemos ver en el siguiente hadith:

“No los combatáis sino después de haberlos invitado a escoger. Si declinan vuestro ofrecimiento, lo los combatáis antes de que hayan tomado ellos la iniciativa. Si la toman, esperad a que hayan matado a uno de vuestros hombres y mostradles el cuerpo del caído diciendo: ¿no hay mejor remedio que este? “

Por otro lado, no toda guerra se ajusta al concepto de yihad, no todo vale. Las condiciones que debe respetar toda acción bélica para considerarse yihad y que constan en el Corán, en la sunna del profeta y en las costumbres de los compañeros del profeta y que muy bien detalló Averroes en el siglo XII en su obra  jurídica Bidāya (1168) son, entre otras:

  • Está prohibido matar no combatientes.
  • Está prohibido matar niños y mujeres (Existe una excepción y es cuando la mujer o el niño participan de manera activa en la lucha. En ese caso son considerados soldados).
  • Está prohibido matar a impedidos de cualquier tipo que les impida participar en la lucha: ancianos, ciegos, desvalidos, locos…
  • Está prohibido matar monjes, ermitaños u hombres de religión de cualquier clase.
  • Está prohibido matar a comerciantes, mercaderes, contratistas y similares que no tomen parte en la lucha.
  • Está prohibido torturar a los enemigos y mutilar sus cuerpos.
  • Está prohibido matar si no es con un arma hombre-hombre, como la espada o la flecha. Se prohíbe el uso del fuego y las máquinas de guerra que causaren matanzas indiscriminadas.
  • Incluso se prohíben acciones como talar árboles frutales, sacrificar ovejas o ganado sino es para alimentarse ese mismo día.
  • También está prohibido destruir edificios, aunque estén deshabitados.

La manera de actuar del Profeta Muhammad, por lo que podemos leer sobre las condiciones para la yihad ofensiva, nos evoca un método totalmente enfocado a evitar la confrontación, dando a sus enemigos varias oportunidades antes de emprender el combate, entre ellas: la de invitarles a convertirse al islam, la de irse a otra ciudad o la de quedarse y pagar el tributo de sumisión y protección (la yizia).

Si comparamos estas normas para realizar la yihad ofensiva con la mayoría de grupos terroristas yihadistas de los últimos tiempos, vemos que no cumplen apenas ninguna de las premisas, por lo que en puridad ni se les tendría que llamar yihadistas (los que hacen la yihad) ni a su guerra, yihad.

Finalmente debemos prestar atención dos cosas importantes al respecto:

  • Es muy importante tener en cuenta la realidad histórica, ya que la elaboración de la idea de yihad como ‘guerra’ en relación al infiel se fundamenta en las primeras etapas coránicas y primeras conquistas islámicas, no hoy en día.
  • Desmitificar el concepto de «guerra santa». Éste tiene su origen en los cristianos, quienes lo elaboraron cuando se sentían amenazados por los musulmanes.

 Por lo tanto después de ver que el término “yihad”, término tergiversado por Bin Laden para referirse a sus guerreros, pero que no se corresponde según la descripción en el Corán con las barbaridades que bajo su nombre estos terroristas aplican a sus víctimas, podríamos utilizar para referirnos a ellos como terroristas de “etiología” yihadista. Entendiendo etiología como la ciencia que estudia la causa y origen de las cosas y que se observa en diferentes ciencias con el fin de obtener una respuesta en el génesis de las cosas. En este sentido me perece un término adecuado para nombrar a este tipo de terrorismo de DAESH  y Al Qaeda. Bajo este término mantenemos el nombre “yihadismo” ya que su relación con el término sigue vigente a día de hoy, pero no definimos a los terroristas radicales como tales.

Salafismo, wahabismo, DAESH, Al Qaeda, terrorismo, yihad.

Garriga, D. (2015). Yihad ¿qué es?. Ed: Comanegra

Martínez, P. (2008). Islam y Occidente. Juicios y prejuicios en Pretensiones occidentales, carencias árabes, Madrid: CantArabia/Visión Libros. pág. 97.

Tamayo, J.J., Islam. Cultura, religión y política. Editorial Trotta. Pág: 129-133.

Vidal, C. España frente al islam. De Mahoma a Ben Laden. La esfera de los libros. Pag:39

 

Muhammad: según los musulmanes, último de los profetas enviados por Dios después de Jesús.

Por países árabes: entendemos el conjunto de países donde los hablantes de la lengua árabe son mayoría, es decir, los países de la Liga Árabe fundada en 22 marzo de 1945: Arabia Saudita, Egipto, Irak, Jordania, Líbano, Marruecos, Omán Siria, Sudán, Yemen, Argelia, Bahréin, Emiratos Árabes, Comoras, Kuwait, Libia, Mauritania, Catar, Somalia, Túnez, Yibuti y Palestina.

Calendario islámico: Se inicia en el año 622 fecha en la que el profeta Muhammad huyó de su ciudad natal, La Meca hacia Medina (Hégira). Se basa en ciclos lunares de 30 años, 19 de los cuales serán de 354 días y 11 años de 355 días con meses de 30 y 29 días según al año que corresponda

Gibraltar toma su nombre del árabe (jabal Tarik) ‘el monte de Tarik’, por Tarik ben Ziyad conquistador de al-Ándalus que desembarcó con sus tropas en la Península Ibérica en el año 711 por el estrecho hoy llamado con su nombre ‘Estrecho de Gibraltar’.