Los agentes del Control Social Informal son los que intervienen en la socialización de los individuos, la que comienza en edades tempranas y se va reforzando y perfeccionando en la medida que éstos van madurando e integrándose a la sociedad (Aguilar, 2010). Todos ellos proporcionan una educación al ser humano, desde diferentes puntos de vista y utilizando distintos métodos.
Como bien explica Aniyar (1984), la educación ha evidenciado ser más eficaz que la reeducación. Sus fracasos son mínimos, en tanto que los de esta última son múltiples. Y es que aquella se vierte en niños sin resistencia ni capacidad crítica, en la edad en que todo lo que se aprende se entiende como real y verdadero, y sin traumas se incorpora a la personalidad como parte del proceso global de conocimiento (formas, sensaciones, colores, vocabulario, valores). Todo se integra casi simultáneamente. En cambio, la reeducación significa un desgarramiento de actitudes y valores consolidados en sus motivaciones, racionalizaciones y condicionamientos a través del proceso vital.
La socialización se desarrolla a lo largo de toda la vida, en cuanto que el aprendizaje no tiene nunca final, sin embargo, el aprendizaje básico se lleva a cabo en los primero años de vida (Abela, 2003).
En este contexto, se hace necesario hablar de la Teoría del Aprendizaje Social de Bandura.
Esta teoría parte de la idea de que las personas no nacemos con las conductas o maneras de actuar de un modo innato, por ello es necesario aprenderlas. El autor nos habla del aprendizaje a través de modelados, indicando que la mayor parte del aprendizaje se realiza a través de este proceso.
Centra su teoría en el ámbito de la delincuencia y rechaza la concepción innata de la agresividad humana y la base genética del temperamento o la personalidad, trasladando el origen de la violencia al aprendizaje por modelado que se produce en las relaciones interpersonales (Aroca, Bellver y Alba, 2012). Esta idea viene a explicar de nuevo lo dicho anteriormente, si no existe un adecuado proceso de socialización, si los modelos educan de una manera incorrecta, la conducta aprendida no será la adecuada, y en determinados casos se podría llegar a delinquir.
Los agentes de control social informal son los encargados de guiar al individuo, de enseñarle las normas sociales, a través de un proceso que comienza en la familia y continúa, en la escuela o los medios de comunicación entre otros. Tras todo este proceso, el individuo interioriza todo lo aprendido y encamina su vida.
Entre las diferentes instancias de control social informal que intervienen en la educación y socialización del individuo (mencionadas brevemente en el apartado anterior), podemos destacar las siguientes:
La familia
En la historia de la humanidad, la familia ha sido el agente de socialización más importante en la vida de las personas (Abela, 2003).
Es el primer contacto de la persona al comienzo de su vida, por lo tanto tiene un papel fundamental. La familia es quien marcara las primeras directrices en la conducta de la persona. Será quien enseñe lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, lo que está bien y lo que está mal. Es necesario que cada familia fije los roles pertenecientes a cada uno, es necesario que se impongan normas y que se fijen límites.
Tal y como expone Abela, (2003), en los primeros años de vida, no sólo aprenden su propio rol de hijo, sino que también, aunque con ciertas restricciones, el rol de padre y de adulto, roles no activos por el momento, pero que podrán serlo en un futuro.
La escuela
Al igual que el anterior, tiene un papel de suma de importancia. Aquí se adquieren nuevos conocimientos y se empieza a entablar relación con personas diferentes de las pertenecientes al seno familiar, uniéndose a aquellos con los que sea más afín y adaptándose a las nuevas normas que se le imponen.
La escuela es el instrumento básico que utiliza la comunidad, con la intervención más o menos directa del Estado, para proporcionar aquellos conocimientos, técnicas y elementos formativos que requerirá el individuo en el futuro. Esto es, para su propio desarrollo personal, para su posterior incardinación en el mundo laboral, y para convivir en un determinado tipo de sociedad (Ferrer, 1995).
Tiene un efecto preventivo contra las conductas delictivas y antisociales pues sabido es que mientras más educada es una sociedad, cuenta con más valores positivos y tiene menos tendencia a la conducta criminal (Aguilar, 2010).
La religión
Puede tener una gran importancia. Su objetivo es marcar el camino a sus fieles, mostrándoles la manera de actuar correctamente según sus creencias. Antiguamente, religión y política iban de la mano, marcando la primera, las normas que debía dictar la segunda.
Su enseñanza puede comenzar desde edades tempranas si la familia la profesa y se la enseña al nuevo miembro. Será importante determinar el tipo de religión, y lo devotos que sean las personas que la inculcan.
La religión puede suponer un freno en la comisión de delitos basado en el miedo. La idea del “castigo divino” si cometemos un acto ilegal, será suficiente para desistir en la idea de delinquir.
Entendemos por tanto que la religión es un método de control y de supervisión, no solo realizado por “instancias superiores” si no también por los individuos que comparten la misma fe y que podrían reprobar determinadas conductas.
Los medios de comunicación
Intervienen en el proceso de socialización de los individuos particularmente, la televisión que puede llegar a ser un instrumento eficaz para el desarrollo humano. A esta se le atribuye una función educativa, además de informativa y la de proporcionar entretenimiento (Aguilar, 2010).
Los medios de comunicación de masas actúan como sistema de transmisión de mensajes y símbolos para el ciudadano medio. Su función es la de divertir, entretener e informar, así como inculcar a los individuos los valores, creencias y códigos de comportamiento que les harán integrarse en las estructuras institucionales de la sociedad. (Chomsky & Herman, 1990).
Los medios de comunicación han sido duramente criticados como medios de control social. Uno de sus fuertes opositores es Noam Chomsky, quien entiende que los medios de comunicación más que instituciones de socialización y aprendizaje, son fuentes de manipulación mediática.
Sylvain Timsit (2002), escribió las 10 estrategias de manipulación de los medios de comunicación, las cuales serían las siguientes:
- La estrategia de la distracción: Consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes
- Crear problemas y después ofrecer soluciones: También llamado “problema- reacción-solución
- La estrategia de la gradualidad: Si se quiere conseguir la aceptación de una medida inaceptable, solo es necesario aplicarla gradualmente, poco a
- La estrategia de diferir: Otro modo de hacer aceptar una decisión impopular es presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación
- Dirigirse al público como criaturas de poca edad: Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono
- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión: es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los
- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad: Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su
- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad: Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e
- Reforzar la autoculpabilidad: Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia
- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen: El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
A partir de los análisis de control social informal, se ha planteado la necesidad de cambiar y mejorar algunos aspectos del ambiente físico que pueden ser facilitadores de delitos. (Redondo & Garrido, 2013).
Diversos autores entienden que determinados espacios físicos pueden ser facilitadores de la comisión de delitos. En este tipo de zonas, los controles sociales informales serán más difíciles de poner en marcha.
Algunos de los autores que defienden esta idea serían, Newman y su espacio defendible (1973), Cohen y Felson (1979) con la teoría de las actividades cotidianas, Paul y Patricia Brantingham con su teoría del enfoque del patrón delictivo (1984) o Clarke y Cornish con la teoría de la elección racional (1986).
Según el conocimiento de que se dispone en la actualidad, el control social informal sería en general, mucho más activo y eficaz contra la delincuencia, que el formal. (Redondo y Garrido, 2013). Así, numerosos estudios ponen de relieve la importancia del control social informal para lograr reducir las tasas de delincuencia en los barrios así como la desviación (Silver & Miller, 2004).
En el estudio realizado por Lambert et al. (2011), encontraron que aproximadamente el 59% de los encuestados consideraba que el control social informal era más eficaz en el control de la delincuencia que el control social formal. Algo más de la mitad de los encuestados consideraron que avergonzar a una persona era un método importante de control social informal.
Sin embargo, algunos críticos señalan, que muchas de las formas de justicia informal se quedan indudablemente cortas, debido a que también en muchas alternativas informales los problemas se «precocinan» con una mentalidad penal (Hulsman et al., 1993).