Herrero (2015) propone una serie de medidas ante una posible situación de ciberacoso tanto a padres y madres como a sus hijos, que en síntesis para los primeros, son:
1.-Potencia la comunicación familiar. Para educar es fundamental asumir riesgos a través sensibilizando, a través del diálogo, sobre temas delicados como el acoso, de forma ordenada y sin miedo. Adquirir habilidades sociales requiere de un aprendizaje en las dificultades, si queremos que el menor tenga seguridad en sí mismo no debe percibir inseguridad en su progenitor.
Conversa con tu hijo sobre las relaciones que mantiene en el colegio con los niños de su edad. Realizar preguntas sencillas es fundamental para generar una conversación de la extraer información con la que descartar posibles problemáticas.
2.-Observa su comportamiento. Es imprescindible estar atento ante los cambios de humor y de conducta. No hay un signo único que indique que un estudiante está siendo acosado. Haz caso a tu intuición, y si notas algo, no lo obvies.
3.-Enseña al menor a ponerse él mismo sobre aviso. Enseña al menor a identificar sus propias emociones negativas y, también, a controlarlas, con el fin de autogestionar su propio comportamiento. Si el niño percibe rechazo, si percibe burlas en su entorno es bueno que pueda verbalizarlo con sus progenitores para que estos lo puedan consolar, en primer lugar, y para aconsejarlo cómo reaccionar de forma que no refuerce el círculo del acoso.
4.-Afronta el problema con tacto y firmeza. Debe mantenerse un dialogo con seguridad, sin maximizar el problema para no generar ansiedad al menor ni preocupaciones adicionales, y sin restar importancia para que no se siente débil o avergonzado. Nunca contestar con evasivas pues el menor entendería que el asunto nos incomoda y en vista de que el tema genera rechazo a sus padres, silenciará el problema, lo que contribuiría a empeorarlo. Aseguren a su hijo que quieren ayudarlo no importa cuán difícil sea la situación, transmítanle a su hijo que lo apoyan al 100%.
5.-Ante la sospecha, denuncia el hecho en el centro escolar. Habla con el tutor de tu hijo en el centro educativo y expón el tema con claridad, sin mostrarte incómodo o indeciso, para obtener un compromiso de vigilancia y protección sobre tu hijo. Y en caso de confirmarse el ciberacoso, cerciorarse de que el protocolo de actuación del centro educativo se pone en marcha y buscar ayuda especializada (pp 184-185).
En lo atinente, a los segundos, Herrero (2015) propone las siguientes medidas:
a) Usa la Netiqueta, compórtate con educación en la Red.
b) Algunos programas maliciosos pueden ponerte en riesgo de sufrir ciberacoso, protégete con un buen antivirus y un buen anti-malware, mantén las bases actualizadas.
c) No respondas a mensajes hostiles o insultantes (flames) ni a otro tipo de provocaciones enviadas de forma pública o privada.
d) No aceptes invitaciones por Internet de personas desconocidas. No confies en regalos ni te cites con desconocidos.
e) Cuida con quien compartes tus datos de cibercontacto: teléfono móvil, e-mail, dirección de páginas personales, etc. Restringe el acceso a tu información personal, facilítala solo a personas en quien confíes.
f) Conoce tu huella digital. Busca tu nombre en internet con regularidad y si encuentras información no autorizada sobre ti solicita que sea retirada.
g) Lee con detenimiento las condiciones de uso de las comunidades virtuales donde participes y comunica a su webmasters (moderadores) las infracciones de que seas testigo.
h) Revista tus ajustes de privacidad. Varias redes sociales cambian su política de privacidad cada cierto tiempo.
i) Si consideras que sufres algún tipo de acoso o abuso, cuéntaselo a tus padres o a tus profesores antes de tomar ninguna determinación.
j) Ignora a los provocadores en los foros, bloquea a los agresores en el chat. Si recibes amenazas guarda los mensajes para que tus padres puedan presentar las pruebas a la policía.
k) De igual forma, si ves que otra persona está sufriendo ciberacoso, no participes de él y avisa a tus padres o profesores (pp. 185-186).
En este orden de cosas, según Rosen, Cheever y Carier de (2008):
• Los padres deben establecer límites y vigilar el uso del ordenador a sus hijos.
• No se recomienda que los niños tengan el ordenador en su dormitorio.
• Los padres deben estar involucrados en el uso que sus hijos hacen de Internet y deben evitar descuidar su rol de padres en este ámbito (citado por Cowie, 2013: 19).
No obstante, para combatir el ciberacoso o acoso cibernético, Campbell (2005) sostiene que:
Es importante desarrollar la formación de profesores y de las familias en lo que hace referencia a los últimos descubrimientos sobre la naturaleza del acoso cibernético, sus consecuencias para las víctimas y el impacto de las diferentes intervenciones. También hay evidencias de que las intervenciones funcionan mejor cuando se integran en la política global de la escuela, incluyendo la formación específica en habilidades sociales y medidas disciplinarias más eficaces, como las restricciones de uso de los teléfonos móviles, del correo electrónico, del acceso los chat y de los trabajos en red. Las escuelas también tienen que desempeñar un papel significativo a través de la enseñanza directa de la educación en valores como la empatía y el uso de cuentos y obras de teatro en el currículo.
Además, de acuerdo con la literatura, enseñanza directa de la «netiqueta» (las normas de comportamento en Internet) y las intervenciones de los profesores podrían ayudar a prevenir ciberacoso (citado por Cowie, 2013: 20-21).
Por otra parte, Kraft y Wang, (2009) destacan:
La necesidad de considerar el punto de vista del alumnado a la hora de establecer medidas eficaces para frenar el cyberbullying. Entre las medidas que más valoran como eficaces para prevenir el ciberacoso están la restricción o penalización del uso de Internet y las tecnologías, así como la pérdida de privilegios tecnológicos y de acceso a las redes sociales para quienes agreden a través de la red. También se consideran eficaces medidas la existencia de normas claras contra el maltrato y que se realicen programas preventivos contra el cyberbullying (citado por Martínez, 2013: 11).
Por último, para concluir cabe destacar el importantísimo papel que juegan los agentes sociales de la familia y la escuela, respectivamente, en la prevención del ciberacoso. De hecho, hay escuelas que elaboran planes o proyectos antibullying, cuyo objetivo según Martínez (2013) es:
Desarrollar acciones en los contextos educativos para la sensibilización, concienciación, análisis, prevención, intervención y/o evaluación del maltrato entre iguales en cualquiera de sus manifestaciones, sean de bullying o de cyberbullying (…)
El Proyecto Antibullying lo podemos organizar en base a interrogantes que nos ayudarán a la toma de decisiones, en la reflexión, diseño, evaluación, planificación, puesta en marcha y valoración de la efectividad de las acciones e iniciativas que lo componen.
Estos interrogantes preguntan a los miembros de la comunidad educativa sobre aspectos que tienen que ver con las relaciones interpersonales y el maltrato entre iguales:
1)-El punto de partida en cada comunidad educativa (Análisis e Investigación).
2)-Los objetivos que se marca el equipo educativo (Reflexión y Proyección).
3)-Cómo llevar a la práctica el proyecto (Planificación y Toma de decisiones).
4)-Las acciones que componen el Proyecto (Desarrollo y Ejecución).
5)-La efectividad de las medidas puestas en marcha (Seguimiento y Evaluación); (pp. 8 y 12).