La prevención situacional es un conjunto de estrategias de aplicación prácticas de prevención del crimen cuyo fin es reducir las oportunidades de cometer delitos (Felson, Crake, 19998). Se analizan y se diseñan espacios físicos y se estudia el ambiente para anticipar el delito y en la medida de lo posible evitarlo por medio de estrategias de metidas de disuasión. Estas medidas pueden ser de distinta naturaleza: arquitectónicas, urbanísticas, tecnológicas, guías de consejos y estrategias personales y cualquier otra herramienta destinada a la seguridad y habitabilidad de espacios.
El objetivo del enfoque CPTED es disminuir la probabilidad de comisión de delitos de oportunidad e incrementar la sensación de seguridad de los ciudadanos sobre algunos espacios. Estas estrategias también están dirigidas a influir en la capacidad de decisión de los delincuentes mediante el coste-beneficio en base a la elección racional. El delincuente pondera tres factores a la hora de cometer un delito: la motivación, una situación favorable y una víctima vulnerable. Un ambiente diseñado de manera apropiada disminuirá los delitos de oportunidad y la percepción del lugar como insegura aumentando la cohesión comunitaria, haciendo del delito algo más difícil y más arriesgado reduciendo los beneficios y recompensas (Medina, 2011).
La Escuela chicago es el precedente fundamental de la Criminología Ambiental. Un conjunto de sociólogos urbanos retoman las técnicas necesarias para representar la distribución de los delitos a través de los mapas. Así desarrolla su propia teoría de la criminalidad, esto es, estudia las relaciones espaciales y temporales de los seres humanos así como el ambiente que lo rodea (desorganización social) en relación al fenómeno criminal (Garrido, Stangeland, Redondo, 2001) . La teoría del círculo concéntrico de Burguess (1925) es una de las aportaciones de la Escuela de Chicago. En la misma se clasifican las estructuras sociales urbanas en cinco zonas, que crecen de dentro hacia afuera y se crean de manera natural.
Otra aportación son los mapas de los lugares de residencia juveniles (spot maps) de Shaw y McKay (1942) basados en la teoría de Burguess, en la que se determina que el delito tiene un patrón regular y estable. Shaw crea el “Chicago Área Project” desde una perspectiva de prevención de la delincuencia con los programas para la sensibilización y la lucha contra el crimen. Además de contribuciones como la Teoría de la Asociación diferencial (Shuterland, 1945) y la Teoría del Aprendizaje Social (Akers, 1966) también aportó una colección de mapas de la Universidad de Chicago
Hasta 1970 las investigaciones sobre las características ambientales no habían sido debidamente estudiadas pues el análisis criminológico hasta ese momento se habían desarrollado entorno a la figura del delincuente. Por ello, para la disminución del fenómeno delictivo, el eje de políticas de prevención e intervención criminales de la época giraban alrededor del infractor (Medina, 2011).
Urbanistas y arquitectos dieron un giro en tanto que proyectaron la idea de modificación del ambiente para la prevención del delito terminando el receso desde la Escuela de Chicago. El entorno urbano influye en el comportamiento de los usuarios de dichos espacios, por ejemplo, en el comportamiento de las mujeres que debido a algunos entornos urbanos cuyos diseños no proporcionan la seguridad deseada limitan sus desplazamientos e impide el disfrute del espacio público (Pecharroman, 2012).
Las técnicas de prevención de delincuencia a través del diseño urbano están dirigidas a intervenir y modificar las condiciones físicas y ambientales que generan esa sensación de inseguridad así como en zonas en las que se cometen algunos tipos de delitos, fundamentalmente en aquellas en las que se han cometido delitos de carácter predatorio o violento como agresiones sexuales, robos, vandalismo, etc. Se dirige por tanto a formas específicas del delito. Estas técnicas exigen la gestión, diseño y manipulación del ambiente de manera sistemática y permanente (Clarke, 1997).