Teoría de la vergüenza de Braithwaite
En su estudio, Crime, shame and reintegration, parte de las teorías de la desorganización social y de la teoría de la anomía para reflexionar sobre las combinaciones de condiciones (interdependientes) que afectan al control social. Analiza el control informal en términos de integración social y explica la variación en las tasas de criminalidad de una unidad social a otra, así como las diferencias en el crimen entre individuos.
Este autor sostiene que las tasas de criminalidad debería también variar entre sociedades razonablemente bien integradas en función de cómo éstas tratan a los infractores. Las sociedades pueden ignorar a los infractores, castigarlos para causarles dolor o malestar, o pueden avergonzarlos. Los infractores avergonzados son frecuentemente motivados para compensar su mala conducta, pero no todos los intentos de avergonzar tienen el mismo efecto.
La teoría de Braithwaite (1989), llamada teoría de la vergüenza reintegradora, se relaciona con el concepto de disuasión y parte de la premisa de que la mayoría de las personas no solucionan sus problemas cotidianos llevando a cabo actos delictivos y que la conciencia es una herramienta más poderosa que el castigo para controlar el comportamiento delictivo. El individuo socialmente integrado tiene menor posibilidad de cometer algún crimen porque se anticipa a una vergüenza emocionalmente dolorosa.
Distingue dos procesos: uno por el cual se desprecia y falta al respeto a la persona que ha cometido un comportamiento negativo o delictivo, hablamos de vergüenza estigmatizadora. El autor considera que es usada en el sistema de justicia criminal tradicional, que es contraproducente porque hace que la situación empeore ya que genera una estigmatización permanente y podría favorecer comportamientos negativos en el futuro.
Describe otro proceso llamado la vergüenza reintegradora, que desaprueba el comportamiento transmitiendo, a la vez, respeto y empatía hacia el individuo. La vergüenza reintegradora permite responsabilizar a la persona de su conducta. Sostiene que el crimen debe ser enfrentado, pero de una manera que no estigmatice negativamente al ofensor. Se atribuye, a la vergüenza reintegradora, un efecto preventivo del delito, ya que su proceso incluye un ritual de reintegración a la comunidad. De esta manera, se motiva al ofensor a actuar de acuerdo con las normas y a cambiar su conducta.
En resumen, la vergüenza asociada a un potencial de reunificación con el grupo es reintegradora; aquélla que es acompañada por un estigma permanente es desintegradora.
La vergüenza reintegradora desalienta la reincidencia reforzando los vínculos sociales y debilita la llamada de las subculturas criminales. La vergüenza estigmatizante, por su parte, fortalece las subculturas criminales y eleva las tasas de reincidencia.
Pulling Levers Policing
Esta estrategia se caracteriza, principalmente, por buscar alianzas, recursos o palancas fuera de la Policía que le sean útil a esta para conseguir sus objetivos y por utilizar la disuasión como herramienta para mejorar la seguridad pública, vinculada con el enfoque de Policía Comunitaria así como con la Policía Orientada a la solución de problemas. Junto con estos dos enfoques, que le confieren parte de su fundamentación teórica, utiliza como elemento clave el trabajo en coalición con otros recursos públicos o privados vinculados con la seguridad y la calidad de vida de la comunidad. Esta estrategia fue utilizada por primera vez en la ciudad norteamericana de Boston a mediados de la década de los 90, en el marco de un proyecto destinado a reducir la violencia de las pandillas y prevenir la violencia juvenil en la ciudad, proyecto que posteriormente se implementó en otras ciudades norteamericanas (Kennedy, 2006).
Aborda los siguientes pasos:
- Se selecciona un problema concreto relacionado con la delincuencia y la inseguridad en una zona específica [….]
- Se selecciona un grupo multidisciplinar de trabajo formado por profesionales que tengan relación con la temática o problema a tratar [….]
- Se realiza una investigación de base multidisciplinar tendente a localizar a los delincuentes clave, es decir, a aquellos que tienen una mayor influencia en el resto así como a los posibles grupos y a sus líderes [….]
- Se toman medidas directas destinadas a reducir las posibilidades de llevar a cabo las acciones delictivas [….]
- Por último, se establecen vías de comunicación directa entre los miembros del grupo de trabajo multidisciplinar y los autores de hechos delictivos o antisociales [….]
De todas ellas, reseñadas a modo de resumen, se toma por clarificador el paso 5:
5. Por último, se establecen vías de comunicación directa entre los miembros del grupo de trabajo multidisciplinar y los autores de hechos delictivos o antisociales. La idea final es implementar fórmulas que permitan que los responsables de estos hechos que perjudican a la comunidad se vean cara a cara con líderes comunitarios, con antiguos delincuentes que han abandonado la actividad y pueden aportar su experiencia, con representantes de servicios públicos o de la propia Policía, todo ello a los efectos de informales de que van a ser observados y seguidos de cerca por los representantes de la Ley, intentar disuadirles de su comportamiento e informarles de la necesidad de afrontar las responsabilidades que se hayan podido derivar de su actividad. Del mismo modo, por parte de la Administración y la comunidad se le ofrecen los distintos servicios disponibles así como alternativas de futuro una vez abandonen la actividad delictiva -asesoramiento legal, reducción de la pena si es posible, alternativas de reinserción social, posibilidad de formarse, etc.-
La participación de los autores de los hechos antisociales, si bien no es sencilla de articular, se consigue tanto a través de acciones de carácter voluntario en las que participan los propios delincuentes, es decir, por su propia voluntad, así como mediante el establecimiento de programas oficiales destinados a tal fin y con la colaboración de la Administración de Justicia, la cual puede establecer fórmulas que obliguen a las personas implicadas en determinados hechos delictivos a participar en este tipo de programas.
Es en este punto, enlazando las teorías de Naciones Unidas con la Teoría de la Vergüenza Reintegradora (Braithwaite, 1989) y la estrategia Pulling Levers Policing (Kennedy, 2006), que lo que buscan es la dignificación del reinsertado mediante el aprovechamiento de sus conocimientos y experiencias, dando cabida a la Prevención de Cuarto Nivel (PCN), pero para poder ubicarla hay que romper con viejas etimologías y reivindicar el espacio que la Criminología debe ocupar, con su propio lenguaje, para ello se propone renombrar los conceptos, y donde hasta ahora se refiere a prevención primaria, secundaria y terciaria, se va a referir a prevención de primer nivel, prevención de segundo nivel y prevención de tercer nivel. Acuñando un concepto de uso preferente por la Criminología.
Prevención de primer nivel (hasta ahora prevención primaria): Este tipo estaría constituido por todas aquellas intervenciones que se orientan al público en general. Este tipo de intervenciones estarían orientadas a reducir las causas del delito de forma general.
Prevención de segundo nivel (hasta ahora prevención secundaria): Este tipo estaría constituido por todas aquellas intervenciones que se orientan a un grupo de riesgo, es decir, a aquellos sujetos que presentan un perfil sociodemográfico y personal o características que los pueden predisponer a la comisión de un delito −edad, estilo de vida, situación laboral o cualquier otro factor−. Este tipo de intervenciones están orientadas a concentrar los recursos en grupos de riesgo y a reducir su potencial delictivo.
Prevención de tercer nivel (hasta ahora prevención terciaria): Este tercer tipo está orientado a trabajar con delincuentes conocidos para reducir su participación en actividades delictivas.