Violencia contra los niños
Tal y como expone Sanmartín (2011), el concepto de maltrato infantil tiene distintos puntos de vista según los autores, ya que algunos consideran que para que exista este tipo de violencia será necesario que haya una continuidad en las agresiones y que la contundencia de estas sea tal, que causen lesiones a los niños. Por otra parte, existen otros autores que consideran que la bofetada que dan los padres a sus hijos con la finalidad de que corrijan una conducta que a juicio de los progenitores es desviada, debe ser considerada un tipo de violencia infantil. No obstante, quizás la definición que más se aproxima a este término es la que expusieron Martínez y De Paúl (1993), que dice que el maltrato infantil es toda acción u omisión física, emocional o sexual que se dirige contra la integridad física o psicológica del niño por parte de los responsables del desarrollo de estos.
Existen algunos aspectos de esta definición que se hace preciso reseñar, ya que el daño físico infligido no tiene por qué dejar marcas o lesiones físicas, ya que el daño ocasionado puede ser psicológico o emocional. Por otra parte, el daño se puede llevar a cabo por acción, cuando tiene el adulto la intención de ocasionarlo y por omisión, cuando la intención es la de evitar que se produzca el daño con conocimiento de que sin la intervención del adulto éste se puede producir. Finalmente, en esta definición existe una mención expresa a los padres, tutores o cuidadores del niño, por lo que se vincula directamente con la violencia doméstica.
Violencia contra las mujeres o de género
Herranz Contreras y Rodríguez Marín, (2002), definen la violencia de género como un patrón de comportamiento en el que se emplea de forma habitual la fuerza física y/o psicológica, la intimidación o persecución contra una mujer por parte de su cónyuge, ex cónyuge, alguien con quien cohabita o haya cohabitado, con quien mantiene o ha mantenido una relación consensual o con la haya tenido hijos/as en común, con la finalidad de causarle daño físico o psicológico grave a ella o a sus bienes.
Por tanto, la violencia de género consiste en agresiones físicas, psíquicas, sexuales o económicas que son llevadas a cabo por parte de un hombre con el que tiene o ha tenido un vínculo familiar vinculado a las relaciones de pareja y que ocasiona daño físico o psíquico, vulnerando además la libertad y la dignidad de la mujer.
Violencia contra los mayores
Iborra (2005), indica que con referencia al maltrato a personas mayores no existe ninguna definición aceptada de modo universal que englobe todos los aspectos que deben ser considerados, ya que algunas se centran en el maltrato intrafamiliar, mientras que otras lo hacen en el que se lleva a cabo por las instituciones. No obstante, aporta como más acertadas dos definiciones del concepto y que dice que es: cualquier acto u omisión que produzca daño, intencionado o no, practicado sobre personas de 65 o más años, que ocurra en el medio familiar, comunitario o institucional, que vulnere o ponga en peligro la integridad física, psíquica, así como el principio de autonomía o el resto de los derechos fundamentales del individuo, constatable objetivamente o percibido subjetivamente. También hace referencia a la definición que dice: que es el acto único o repetido, o la falta de una acción apropiada, que ocurre dentro de cualquier relación donde existe una expectativa de confianza, que causa daño o angustia a una persona mayor. Puede ser de varias formas: físico, psicológico, emocional, sexual, financiero o simplemente reflejar negligencia intencional o por omisión.
En las definiciones antes expuestas se indica que tiene que desarrollar esta violencia contra personas de más de 65 años y en los contextos de la familia y de las instituciones, pudiéndose llevar a cabo de diversas formas, ya sea a través de agresiones físicas, sexuales, psicológicas, económicas o emocionales, ya sea por acción o por omisión.
Violencia de los hijos a los padres
Cottrell (2005) indica que se entiende el maltrato parental como cualquier acto realizado por los hijos y que provoque miedo en los padres o que tenga como objetivo hacerle daño a éstos. De igual forma que otro tipo de violencia en el ámbito doméstico, se puede distinguir diversas formas de llevarlo a cabo, como por ejemplo el maltrato físico: pegando puñetazos, empujando, rompiendo y tirando objetos o golpeando las paredes. El maltrato psicológico: intimidando y atemorizando a sus progenitores. El maltrato psicológico o emocional: mintiendo con malicia a sus padres, hacerles creer que se vuelven locos, formular peticiones inalcanzables, mentir, escaparse de casa, chantajear emocionalmente a sus padres indicando que se suicidará o se irá de su casa, sin tener la verdadera intención de llevarlo a cabo. El maltrato económico: robando dinero y objetos a los padres para venderlos, destrozar la vivienda familiar o los bienes de sus padres, endeudarse a sabiendas de que serán sus padres los que tengan que pagar, comprar objetos de mucho valor y que sabe que no se los pueden permitir.
Pereira (2006) define la violencia filio-parental como las conductas reiteradas de violencia física (agresiones, golpes, empujones, arrojar objetos), verbal (insultos repetidos, amenazas) o no verbal (gestos amenazadores, ruptura de objetos apreciados) dirigida a los padres o a los adultos que ocupan su lugar. Se excluyen los casos aislados, la relacionada con el consumo de tóxicos, la psicopatología grave, la deficiencia mental y el parricidio.
Violencia entre hermanos
Millet (2014), indica que la violencia entre hermanos es un tema muy poco conocido, debido en gran medida a que se produce en el seno de la intimidad familiar y también porque los padres se niegan a reconocer este hecho.
Este tipo de violencia se puede realizar a través de agresiones físicas y empujones, de burlas, gritos, insultos y rompiendo objetos de valor de su hermano. En este caso la posición de superioridad se produce por parte de un hermano sobre el otro, motivada en ocasiones por celos y en la que la diferencia de edad suele marcar el desequilibrio físico e intelectual.
Uno de los grandes problemas que muestra este tipo de violencia es la normalidad con la que se suelen ver las peleas entre hermanos, siendo este un gran obstáculo para que pueda reconocerse que las peleas se han convertido en un acoso palpable por parte de un hermano sobre el otro, debiendo en ese caso calificarlo como un problema al que se tiene que buscar una solución.